Ahora que el Ministerio de Transportes acordó, con Ayuntamiento de Xixón y Gobierno asturiano enterrar el proyecto de acceso al puerto de EL Musel por Xove, todas las miradas apuntan hacia el valle de Aboño. Carreño, una vez más, es el convidado de piedra en este culebrón con décadas de proyectos fallidos.
Es totalmente comprensible que los vecinos y vecinas del oeste de Xixón no quieran sustituir un problema ambiental en la Avda. Príncipe de Asturias por otro problema medioambiental en el barrio de Xove. Lo que ya no es tan comprensible son los argumentos del presidente asturiano, Adrián Barbón, para defender una solución por Aboño: «es una zona muy degradada, parece que ha caído una bomba nuclear”, dijo. Ahora se da cuenta del problema ambiental de nuestro concejo y lo hace para justificar el lanzamiento de una nueva bomba nuclear: triplicar el paso de camiones pesados por Aboño. Quizá sea mejor este arrebato de sinceridad que intentar vendernos una gran “oportunidad para Carreño”, como hizo el Consejero Alejandro Calvo.
Carreño, es el convidado de piedra que sacrificó sus mayores recursos naturales y paisajísticos en pos de la industrialización asturiana, que lleva soportando durante años cementeras, parques de minerales y la térmica más contaminante de España y una de las 20 fábricas europeas con más emisiones de dióxido de carbono.
Carreño tampoco existió durante el estudio de impacto ambiental de la obra de ampliación del puerto de El Musel. Grandes extensiones de terreno ganado al mar para acopiar carbón de importación. Aunque la descarbonización ya sonaba de aquella, la obra se justificaba por si misma: ochocientos millones de coste final en cemento y rellenos.
Ahora, poca credibilidad tienen las promesas de rehabilitación ambiental de la zona cuando vienen de dos administraciones, la autonómica y la estatal, que ni siquiera son capaces de mantener limpia la propia rotonda de Aboño y el vial hasta Veriña, la GJ-10. Son muchos años los que lleva el Ayuntamiento de Carreño demandando que se limpien los graneles de carbón y otros minerales acumulados en sus orillas, procedentes del continuo tráfico pesado que soporta la zona del Empalme y que contaminan nuestro aire y hacen que el paso por la rotonda se convierta en un infierno de tránsito de camiones. Tampoco son capaces de tener en condiciones el emisario submarino de Aboño, que lleva desde 2012 con graves deterioros que impiden su correcto funcionamiento y que contaminan nuestro litoral. Será que no merece la pena, por aquello de la bomba atómica del presidente, o simplemente que no renta en votos atender las demandas de un conceyu pequeño como Carreño.
Sea lo que sea, a SOMOS Carreño le parece una vergüenza el trato recibido por la ciudadanía de Carreño por la parte socialista del gobierno autonómico asturiano. Quizás sólo nos quede la movilización para oponernos a una nueva agresión medioambiental hacia Carreño.
En Carreño tenemos voz y exigimos ser escuchados y tenidos en cuenta. Las vecinas y vecinos de Aboño, Prevera, Albandi, Carrió y de Carreño entero tienen el derecho a ser tratados con respeto.